Te descubro vestida
toda negra Inmaculada,
flamante sin luna.
Te encuentro en la penumbra,
danzas en la ribera arbolada,
dulce el cielo iluminado
que viene a servirte de guía.
Ay noche! Tú que calmas mi sed
mis necias ganas de besarte,
de alcanzarte en tu corrida,
en tu calma incierta antes de ser día.
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