Si cada punto suspensivo
presenta consigo un suspenso,
podría decirte del primero,
que es la
incertidumbre
del amor no concreto.
Del segundo, que es un solo
lamento,
un extraño vacío en el pecho
una silaba sin sentido,
esclava nostalgia,
no haberte amado
de mi mano.
Y que el tercero es el bello,
es la certidumbre,
que cubre mi cuello
mi pelo, mis ojos
mi voz relatora,
mi espina en el alma
que me susurra
con calma
que algún día
serás mi bien amada.
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